20 marzo 2007

Trabajo Práctico Nº3

EL EFECTO INVERNADERO

Situación Histórica


Un cambio forzoso

Hasta la Revolución Industrial la temperatura media de la superficie terrestre rondaba los 15º permitiendo el normal funcionamiento del ciclo del agua, de los procesos de evaporación y transpiración de las plantas y del desarrollo de la vida en general.

La máquina de vapor primero, y la quema intensiva de combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo) después, junto con la roturación del suelo en extensas regiones del globo y la destrucción de las áreas selváticas, particularmente en los trópicos, han hecho que en los últimos cien años haya aumentado en un 30% la concentración de gas carbónico en la atmósfera.

Esto ha provocado un incremento desmedido de la capacidad de absorber calor y así este efecto invernadero tan necesario para el equilibrio de la vida sobre la tierra comienza a convertirse en un alarmante recalentamiento planetario.

Los comienzos de una gran problemática

La idea de que las concentraciones de ciertos gases en la atmósfera podían afectar la temperatura del aire no es nueva.

Las primeras referencias sobre este fenómeno salieron a la luz en el año 1827.En ese entonces Jean Baptiste Fourier, matemático francés, observó, por primera vez, que ciertos gases, en particular el dióxido de carbono (CO2), retienen el calor atmosférico y que la atmósfera terrestre actúa como un vidrio en un invernadero, permitiendo la entrada de la radiación solar, pero captando parte de la radiación re-emitida por la superficie terrestre. A su entender este proceso era similar al visto en los invernaderos, es por eso que decidió comparar la influencia de la atmósfera terrestre con uno de ellos; para así luego, establecer que los gases que forman la atmósfera de la Tierra servían como las paredes de cristal de un invernadero para mantener el calor. A raíz de esto decidió crear el término "effet de serre". Desde este momento hasta la actualidad, el "efecto invernadero" ha sido el nombre genérico que se le ha dado a esta temática.

Fourier planteó que la Tierra era un planeta azul debido a su atmósfera y que sería un planeta negro si careciera de ella, además estableció que se congelaría el agua si no tuviera la mezcla de gases que forman su atmósfera.

El físico irlandés, John Tyndall, en 1859, descubrió que ni el oxígeno ni el nitrógeno producen efecto invernadero, lo cual indicaba que el 99 % de los componentes de la atmósfera no producen efecto invernadero y que el agua, el bióxido de carbono y el ozono sí lo producen. También observó que la disminución de la concentración del bióxido de carbono en la atmósfera provocaría el enfriamiento del planeta y que ésta podría ser la explicación de las glaciaciones en la Tierra.

Tyndall, no obstante, asumió que el principal gas que interfería con la radiación infrarroja era el vapor de agua y llegó a la conclusión de que la Tierra podía mantener una temperatura superior a la que le tocaría como cuerpo en el espacio gracias a la captura de calor radiante por parte del vapor de agua presente en la atmósfera.

Las investigaciones científicas continuaron y en el año 1860 Tyndall, profundizó sobre el estudio del clima y llegó a la deducción de que las concentraciones de CO2 presentes en la atmósfera, afectaban a los cambios climáticos.

El meteorólogo británico G.S. Callender demostró que las temperaturas medias se habían incrementado entre los años 1880 y 1930.

Más tarde se llegó a la conclusión de que, el que realmente organizó toda la teoría del efecto invernadero y del calentamiento planetario, era el Premio Nobel de Química de 1903, el sueco Svante August Arrhenius, un físico que trabajaba en electroquímica. Este hombre realizó investigaciones sobre el clima, y planteó que la concentración de anhídrido carbónico se estaba incrementando continuamente debido a la quema de carbón, petróleo y leña, lo cual provocaba que la temperatura promedio de la Tierra sea cada vez mayor. Además señaló que en caso de duplicarse la concentración del anhídrido carbónico de la atmósfera, la temperatura promedio de la Tierra aumentaría entre 5 y 6º C.

Arrhenius junto con Thomas Chamberlin calcularon que las actividades humanas podrían provocar el aumento de la temperatura mediante la adición de dióxido de carbono a la atmósfera. Esto se llevo a cabo en la línea de una investigación principal sobre si el dióxido de carbono podría explicar los procesos de hielo y deshielo (grandes glaciaciones) en la tierra.

Los estudios de Arrhenius marcaron una pauta de investigación muy importante, logrando que otros científicos, en años posteriores, profundizarán este tema llegando a conocimientos más concretos y detallados.

Estas conclusiones han sido aprobadas posteriormente y forman parte de los conocimientos aplicados en la extrapolación de la actual situación climática que estiman un calentamiento progresivo de la superficie terrestre.

En ese tiempo se pensaba que la influencia de las actividades humanas eran insignificantes comparadas con las fuerzas naturales, como la actividad solar, movimientos circulatorios en el océano. Además, se pensaba que los océanos eran grandes captadores o sumideros de carbón que cancelarían automáticamente la contaminación producida por el hombre. El vapor de agua se consideraba un gas invernadero con mayor influencia.

Llegando al año 1957, los científicos afirmaron, ya con precisión, que el incremento del dióxido de carbono en la atmósfera podía resultar peligroso. Es por eso que desde 1959, las mediciones se normalizaron y se establecieron planes rigurosos de control.

Aunque se conocía el efecto invernadero, durante la primera mitad del siglo XX los investigadores de la Tierra no lo tomaron como un problema de la estabilidad del planeta, ya que antes consideraban que los océanos podían absorber al anhídrido carbónico formando carbonato de calcio (CaCO3) que caería al fondo del mar sin causar ningún daño.

Luego de varias investigaciones, los científicos estaban de acuerdo en que el anhídrido carbónico intervenía en el efecto invernadero y que su concentración iba aumentando; pero no lo estaban, en dos aspectos cruciales relacionados con esta problemática:
1) si ya había comenzado el calentamiento de la Tierra
2) cuánto se incrementará el calentamiento global

En 1988 más de 300 científicos de 40 países en la Conferencia de Toronto declaraban que: “La humanidad está llevando a cabo un enorme experimento de dimensiones globales, cuyas últimas consecuencias podrían ser únicamente inferiores a las de una guerra nuclear generalizada”. El mismo grupo instaba a los países industrializados a imponer un impuesto sobre los combustibles fósiles, con vistas a la creación de un fondo para proteger la atmósfera y reducir drásticamente la emisión de CO2. Esta declaración no tuvo ninguna resonancia en quienes deciden el destino del planeta.

Para el año 1989 el lema propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el Día Mundial del Medio Ambiente fue “Alerta Mundial, la Tierra se Calienta”. Lo más sorprendente es que ante esta fuerte declaración, nadie se alertó.

Situación Actual
Siglo XX... problemático y febril

En los años noventa los científicos comienzan a cuestionarse nuevamente la teoría de efecto invernadero, debido a datos no fiables en la información y los modelos que se están publicando. Se empieza a cuestionar la base científica de la teoría, por ser datos relativos a la temperatura global media. Se cree que las mediciones llevadas a cabo no eran correctas y que se omitía los datos sobre el papel de los océanos. Las tendencias o periodos de enfriamiento no se explicaban con estos datos sobre el calentamiento global y los satélites marcaban record de temperatura diferentes de las establecidas en un principio.

La organización internacional Greenpeace, en un informe del año 1990, señalaba que si para el año 2030 se lograba desminuir en un 70% las emisiones de los gases tóxicos, con relación a las emisiones de 1990, la temperatura media de la tierra se incrementaría en un 1,2°. Incremento significativo, pero no catastrófico: se creía que el desastre comenzaría a partir de los 2° de incremento de las temperaturas medias.

Se comienza a dar importancia a la idea de que los modelos de calentamiento global han sido sobreestimados en relación a la tendencia de los últimos 100 años. Esto causo que los investigadores revisaran los datos y relaciones establecidas desde un principio, aunque esto no les hizo reaccionar reconsiderando si la tendencia al calentamiento global existe realmente o no.

Los registros sobre el clima son debatidos todavía por muchos científicos, dando lugar a nuevos proyectos de investigación. Esta discusión sobre el cambio climático continúa hoy en día y la información es constantemente revisada y renovada. Los modelos se debaten, adaptan y actualizan con nuevas teorías de forma continua.

La conclusión del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) entidad conformada por centenares de científicos de decenas de países, que tuvo lugar en mayo de 1993, indica que el calentamiento global de la atmósfera observado hasta el presente coincide con los modelos climáticos, aunque su magnitud es similar a las variaciones naturales, y por lo tanto podría ser ajeno a la interferencia humana. No obstante, hasta tanto los investigadores no ofrezcan resultados más certeros en cuanto a la influencia de gases y emisiones en la atmósfera es necesario actuar con la mayor cautela posible.

En 1995 la Comisión Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), informaron que el calentamiento planetario provocado por la actividad humana había comenzado. Pero a ellos tampoco se los tomó en cuenta.

Actualmente es bien sabido que 1998 fue el año más cálido registrado, seguido de 2002, 2003, 2001 y 1997. Los 10 años más calientes han sido registrados desde 1990.

Por ahora no existen demasiadas medidas referentes al cambio climático. Esto es debido a que todavía existe mucha incertidumbre sobre este tema. Este, es un problema global y difícil de resolver por los países de manera individual. Por esto, en 1998 se estableció "el protocolo de Kyoto" en Japón. Este proyecto se realizó para que todos los países firmantes reduzcan las emisiones de gases para lograr al menos el 5% de disminución de la contaminación, por debajo de los niveles de 1990 en el periodo de servicio de 2008 al 2012. El protocolo de Kyoto fue firmado en Bonn, Alemania, en el año 2001 por 186 países. EE.UU., Australia entre otros se han retirado del mismo.

Desde 1998 en adelante la terminología sobre el efecto invernadero empieza a cambiar como resultado de los medios de comunicación. Dicho término se empieza a usar cada vez con menos frecuencia como "teoría" y las personas comienzan a referirse a esta problemática como calentamiento global o cambio climático.

El año 1998 se destacó en varios países a raíz de los centenares de muertos por las altas temperaturas,de los millones de damnificados y desaparecidos por los implacables fenómenos climáticos, huracanes por doquier. Antes que la humanidad terminara de encontrar y enterrar a sus muertos, la “venganza” de la naturaleza continuaba de forma implacable y progresiva.

El calentamiento global que arrojan las últimas simulaciones relativas a la concentración de gases y su efecto en el clima es del orden de 0.3º C por década (0.2-0.5º C según el modelo empleado) para el próximo siglo.

También se predice un aumento del nivel medio de la superficie del mar de 2 a 4 centímetros por década, como resultado de la expansión térmica del agua, vapor que podría elevarse en caso de incluir el derretimiento de glaciares y hielos continentales. Si bien el calentamiento global pronosticado a partir de modelos climáticos es relativamente pequeño e induciría a pensar en una adaptación del hombre a cualquier cambio que la naturaleza le depare, los registros que surgen de penetraciones en los hielos polares y sedimentos oceánicos profundos sugieren que los cambios climáticos no ocurren gradualmente, sino bruscamente, como parte de una reorganización en el sistema formado por el mar y la atmósfera.

Los registros históricos de temperatura demuestran un incremento de la temperatura media de la superficie terrestre de aproximadamente 0.45º C en los últimos 120 años. Asimismo las temperaturas medias globales para los años 1990-91 son similares a las marcas más altas observadas en la década del `80, indicando que no ha habido un calentamiento superficial medio durante la última década.

Un hecho interesante es que en el hemisferio norte las noches se han tornado más cálidas pero las temperaturas medias diurnas no han cambiado significativamente en las últimas décadas. Estos cambios parecen estar relacionados con el incremento de la nubosidad en horas de la noche, si bien la presencia de partículas en suspensión que reflejan la energía solar o el efecto de urbanización pueden también tener alguna influencia.

Es un hecho que la concentración de CO2 se ha incrementado, y análisis recientes han mostrado que la destrucción de las selvas es también un contribuyente principal al aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera. Cuando la selva es desmontada la oxidación de su biomasa-ya sea por la quema en un primer momento o por los procesos metabólicos de los descomponedores después- libera cantidades grandes de dióxido de carbono.

Los científicos calculan que para el 2040 habrá un aumento promedio anual aproximadamente de 2º C y para el 2100 un aumento promedio anual de 5º C. Dando comoresultado una temperatura media entre los 18 y 20 º C.

Las consecuencias de estos incrementos en la temperatura no pueden saberse con certeza.En algunas partes del mundo pueden alargarse las estaciones de crecimiento de especies vegetales y aumentar las precipitaciones, esto en conjunción con el aumento en los niveles de dióxido de carbono disponible para las plantas, daría como resultado mayor productividad agrícola.Por otro lado una variación de un grado en la temperatura media anual doblaría la frecuencia de por ejemplo los huracanes.En otros sectores del mundo, sin embargo se piensa que las precipitaciones se reducirán significativamente disminuyendo los rendimientos de los cultivos y en las áreas ya áridas, acelerando la expansión de los grandes desiertos que ya existen en el mundo.

Toma de conciencia para el nuevo siglo

En el año 2001, el planeta padecía desde hacía tiempo algunos síntomas del calentamiento global terrestre. Aumentaban los días calurosos y disminuían las jornadas frías; algunas zonas del norte recibían más precipitaciones -muchas de ellas de carácter intenso- mientras que en el Mediterráneo y África se reducían, e incluso en este último caso y en Asia se agudizaban de las sequías. Otras observaciones descubrían que los glaciares se estaban retirando, el mar helado del Ártico perdía extensión y grosor, mientras que algunos animales y plantas se desplazaban buscando altitudes más altas y, por tanto, más frías.

Para la Comisión Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) estos cambios no podían explicarse sólo de forma natural. La mayor parte del calentamiento de los últimos 50 años se debía a las actividades humanas. El desarrollo industrial había disparado las emisiones y la concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso u ozono) por la quema de combustibles fósiles, los usos agrícolas y de la tierra.

El 2005 fue el año más caluroso, hasta ahora, con sus huracanes más feroces y más numerosos. Katrina entre ellos, no permitió a las sociedades más seguras y desarrolladas despedirse de sus muertos y desaparecidos. Sólo entonces en esos momentos comenzó a propagarse el pánico y la desesperación.

Ahora estamos frente a casi nuestra última oportunidad para sobrevivir a los cambios climáticos.

Cambiar nuestro paradigma económico es lo fundamental en este momento, como asi también producir y consumir con responsabilidad y sobre todo con solidaridad. Sólo una transformación ecológica personal y social podrá hacer que la humanidad no perezca como especie ahogada en su evacuación. Quizás estemos al filo de la debacle climática, pero con esperanza y determinación podemos postergar un poco más dicho problema.

Propuesta
Entre todos

Actualmente todas las personas parecen estar de acuerdo en que el clima de la Tierra está cambiando como resultado directo de las actividades humanas, y que las consecuencias sociales, ambientales, políticas y económicas serán catastróficas si no se toman recaudos rápidamente para abordar el conflicto.

El efecto invernadero es un problema global que afecta a todos los países por igual, ya que las emisiones que se hacen en un punto determinado, terminan afectando a todo el planeta.

Se debe llegar a una acción inmediata frente al cambio climático desde todos los sectores de la sociedad: no sólo de los estados y de las grandes industrias sino también de todas las empresas, administraciones públicas, organizaciones no lucrativas y ciudadanos para luchar contra la emisión de gases contaminantes.

Se trata principalmente de concientizar a las personas y organizaciones sobre su responsabilidad en el calentamiento del planeta, ofreciéndoles información sobre la gravedad del problema, para favorecer una actuación inmediata; y así lograr que el máximo número de agentes reduzcan sus emisiones y compensen el resto a través de los proyectos de transferencia de tecnologías limpias y de captación de carbono.

En consecuencia, hay que tratar de sensibilizar a todos los individuos del mundo, de que el cambio climático también es su responsabilidad y que pueden tomar numerosas decisiones en su vida diaria, que ayudarán a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), evitando así un mayor calentamiento del planeta.

Un granito de arena

Si estamos convirtiendo nuestra casa, el planeta Tierra, en un horno infernal e inhabitable, es porque hemos asumido una "conducta suicida". Los gases de efecto invernadero emitidos hacia la atmósfera son de exclusiva responsabilidad del ser humano.

Desde el plano individual, cada uno de nosotros puede aportar su granito de arena. Aunque no lo tengamos todo el tiempo en mente y nos resulte difícil cambiar los hábitos de vida, ¿no sería importante empezar, por lo pronto, con alguna de estás soluciones? Como por ejemplo, tomarnos el trabajo de no desperdiciar tanta agua, apagar luces, desconectar aparatos eléctricos que no estamos utilizando, reducir el uso de calefacción y aire acondicionado, reciclar residuos de manera eficaz o utilizar menos los vehículos que funcionan a combustible, entre otras cosas. Esto sería el comienzo de un gran cambio que entre todos ayudaría a salvar la Tierra.

Sin una toma de conciencia de las potencias mundiales, de todos los gobiernos y de todos los habitantes, sería inviable llegar a un final feliz. Este nuestro único lugar donde vivir y disfrutar de las maravillas que nos brinda, merece la mejor de las recompensas y el mejor cuidado, para que las generaciones posteriores lo puedan vivenciar como lo hicimos nosotros.

Por supuesto, muchos intereses creados se oponen al sentido común, pero el principal interés creado que debería ser tomado en cuenta es la humanidad como un todo, cuyo futuro depende de lo que los gobiernos involucrados en este proceso hagan, o dejen de hacer.

Por lo tanto es necesario pensar en términos de lo que realmente debe hacerse para evitar la amenazante crisis climática y no de cuánto dinero se ganará o perderá en diferentes escenarios.

En el Hemisferio Norte se interpreta a las consecuencias del efecto invernadero como un problema social mientras que en el Hemisferio Sur se lo observa desde el punto de vista económico.

En el Hemisferio Norte los países que contaminan deben pagar por los daños cometidos ya que las leyes son muy estrictas. Mientras que en los países del Tercer Mundo, las empresas extranjeras pueden apropiarse de grandes extensiones de tierra y mano de obra barata y despreocuparse de los graves impactos ambientales. Uno de los ejemplos más claros sería la instalación de las papeleras en el Río Uruguay, como también la contaminación del petrolero que derramó combustible accidental en las costas de Magdalena, dependiente de una empresa multinacional.

Una propuesta viable a este grave problema que nos afecta, es pensar en leyes claras, universales, donde todos los países, gobiernos y comunidades en general apunten a cumplir y hacer cumplir diversos requisitos para que todos piensen no sólo en lo individual sino en lo global.

Hay países en el mundo que tienen muy en claro como cuidar su medio ambiente; un ejemplo claro es Japón que utiliza las cubiertas de autos recicladas para asfaltar las autopistas, o inventa autos con combustibles alternativos -por ejemplo energía eléctrica- para evitar emanaciones de gases.

Que se utilice el reciclado del papel a nivel mundial para evitar la deforestación y la pérdida de gas metano hacia la atmósfera.

Sería importante que los países del mundo miraran hacia otros lugares para observar la implementación de las medidas adecuadas. Que todos se pongan de acuerdo de una vez y para siempre que éste es nuestro único hogar y así lograr que todo esté en el lugar adecuado y en el equilibrio natural que la madre naturaleza gestó.

Se deben buscar alternativas concretas entre todos para que el planeta lentamente encuentre su rumbo y no siga empeorando cada segundo que pasa.

Logremos entre todos sacar a nuestra casa de terapia intensiva.

No hay comentarios: